Hace 16 años que Isabel Relimpio ejerce su labor en la unidad de Oftalmología del Hospital Virgen Macarena de Sevilla. Experta en cáncer ocular, por sus manos han pasado más de una treintena de pacientes con este tipo de tumor que es muy poco frecuente y que, en muchos casos, implica la pérdida del ojo. “Es una mutilación que tiene consecuencias psicológicas y que algunos llevan muy mal”, explica a NIUS.
Por eso, en esta Unidad del hospital sevillano, practican una nueva técnica pionera en el mundo que permite conservar el globo ocular. Hasta ahora, los tumores pequeños se trataban con radioterapia, pero los de tamaño intermedio o grande requerían de la extracción completa del órgano.
“El problema es que está localizado en una zona que no se ve porque lo tapa el iris. Con las lentes habituales, no podemos apreciarlo de una forma exacta y precisa como para poder intervenirlo”, explica la oftalmóloga. Sería algo así como trabajar a ciegas. Lo que provoca que, en casi todos los hospitales, se opte por el camino más sencillo: quitar la pieza completa.
Salvo en el Macarena donde están empeñados en salvar los ojos de sus pacientes, convirtiéndose en referentes en esta técnica que utiliza un endoscopio para poder visualizar la zona afectada sin tener que abrir por fuera. De esta forma, se hacen cuatro incisiones de entrada: una para la luz, otra para el instrumental con el que cortan, una tercera para dar tono al ojo y la cuarta y novedosa, la del endoscopio que tiene una cámara que permite ver lo que están haciendo.
De momento, ya han operado con éxito a una malagueña “con un cáncer extremo” y prevén intervenir a otros dos a lo largo de 2023. Todo gracias a un endoscopio traído de Estados Unidos con el que han hecho la primera endoresección de tumor del cuerpo cilial del mundo. “El endoscopio ocular existe desde hace muchos años, pero estaba en desuso desde que llegó la vitrectomía. Ahora se ha modernizado y es capaz de enseñarnos la única zona a la que las lentes actuales no tienen acceso”, señala.
De esta forma, durante dos años estos pacientes reciben radiación en el tumor para reducirlo y, posteriormente, se quita la parte afectada gracias a esta nueva técnica que evita también muchas complicaciones. “Al no tener que abrir el ojo los pacientes tienen mejores posoperatorios, sin tantas revisiones, con menos dolor y sin problemas de cicatrización”, explica la doctora Relimpio, que acaba de recibir el Premio de Investigación de la Sociedad Española de Retina.
Aunque lo fundamental, insiste, es el aspecto psicológico. “El que se emplee una u otra técnica no varía la supervivencia, ¿qué sentido tiene entonces machacarlos quitándoles el ojo si se puede evitar?, se pregunta esta doctora que defiende que el estado de ánimo es fundamental en el caso de los pacientes oncológicos.
“Hay que buscar técnicas en la que su estado de ánimo no implique factores de riesgo”, señala. De momento, los datos la avala porque de los 35 pacientes tratados en la última década, solo uno ha fallecido, a pesar de que la bibliografía describe este tipo de tumor como muy maligno y con poca supervivencia.