Huertos urbanos, el ‘trabajo’ por elección de los jubilados de Mijas: ”Cambiamos los bares por esto, mucho más sano”
El ayuntamiento de Mijas entrega cinco huertos urbanos a vecinos de la localidad y ya son 200 parcelas con las que cuentan
Espacios al aire libre donde los mayores de la localidad pueden potenciar su envejecimiento activo
Calendario del huerto: qué plantar en marzo
Verónica Wagner es una vecina de Mijas de 73 años que, tras su jubilación, decidió apuntarse en lista de espera para obtener un huerto urbano. Ella es una de las personas que, este jueves, han firmado el contrato de cesión de una de las parcelas del huerto urbano ubicado en el Lagar Don Elías de Las Lagunas de Mijas. “Quiero compartir con mis nietas, nunca he tenido un huerto, solo plantas en mi casa”, dice a NIUS, quien reconoce estar muy contenta. Esta iniciativa surgió con la intención de ofrecer a los jubilados de la localidad un espacio de ocio al aire libre. En la actualidad ya hay unos 200 huertos urbanos repartidos entre los núcleos de Las Lagunas y La Cala.
Igual que Verónica, otras cuatro personas han recogido las llaves de su parcela, entre ellos Pedro González. “Yo nunca he tocado una tierra pero ahora voy a pararme todos los días en mi huerto”, dice a NIUS. Partió de Ronda, Málaga, a sus 16 años cuando comenzó a trabajar en un hotel de Fuengirola donde ha estado 47 años. “No he trabajado en otro sitio”, cuenta Pedro. La iniciativa la ve positiva no sólo por el ahorro que puede suponer recoger la propia cosecha que, quizá, ahora está más cara que nunca, sino por la parte de ocio. Este lugar se ha convertido en un nuevo punto de reunión: “Ahora en lugar de vernos en el bar, nos vemos allí, mucho más sano”, reconoce.
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Donde Pedro y Verónica tendrán ahora su huerto, hay alrededor de cien vecinos que ya están a punto de recoger la cosecha. “Tengo habas, cebollinos, algunas alcachofas y berenjenas”, relata a NIUS Diego Sánchez. A sus 73 años, es uno de los veteranos de este espacio. Para él, esta experiencia voluntaria ha sido como regresar a su infancia. “Cuando era niño mi padre me decía que no podía ir al colegio porque tenía que ocuparme del campo y los animales que teníamos”, recuerda. A los 14 años, comenzó en la hostelería y de ahí no ha salido hasta que a los 60 fue prejubilado. “Ahora voy al huerto solo para echar el rato y hablar con los compañeros”, señala. “Los nuevos se fijan en los que ya tenemos experiencia para ir sembrando al compás”, dice. Han formado una verdadera comunidad donde pasan horas y horas: “Me encanta ir al campo, recoger mi cosecha, me hace mucha ilusión”, reconoce Diego.
En busca del envejecimiento activo
“Una forma de trabajar ese envejecimiento activo es precisamente a través de los huertos urbanos, donde en un espacio al aire libre, nuestros mayores favorecen su convivencia y el compañerismo”, explica la concejala de Tercera Edad, Tamara Vera.
A cambio, los beneficiarios y beneficiarias de los huertos urbanos se comprometen a la plantación exclusiva de plantas, flores, hortalizas, frutas y verduras y a mantener limpia la parcela y desprovista de ramas y brozas. No podrán almacenar enseres o materiales ni en la parcela ni en las zonas comunes, tampoco podrán instalar casetas o colocar telas, mallas metálicas, gavillas de hierro o de cualquier otro material, entre otras restricciones.