José Manuel no puede contarnos su historia porque no la recuerda. A sus 17 años, este joven jerezano padece constantes pérdidas de memoria. “Vive al día, se le olvida lo que hizo ayer”, nos cuenta desesperada su madre, Patricia Moure. Es la grave secuela, tras un año luchando contra un meduloblastoma, un tumor cerebral canceroso (maligno), muy común entre los niños.
José Manuel fue diagnosticado el 18 de junio de 2020, a punto de cumplir los 15 años. Tras varias visitas al hospital en las que achacaban sus dolores de cabeza y vómitos a las cervicales, una resonancia confirmaba el peor pronóstico. “Tenía un tumor e hidrocefalia. Estaba a punto de explotarle la cabeza”, asegura su madre.
Tras una intervención, 30 sesiones de radioterapia y 8 ciclos de quimio, el joven tocaba la campana del Hospital Puerta del Mar de Cádiz. Estaba curado del cáncer y parecía que, por fin, se abría una nueva etapa para él. Sin embargo, la enfermedad y los tratamientos ya le habían dejado huella. “Yo notaba que algo no iba bien, empezaba a tener pérdidas de memoria”, reconoce su madre. Incluso tuvo que dejar de ir al instituto. "No era capaz de estudiar así", se lamenta Patricia.
Desde entonces, las lagunas en su mente fueron a más. Cada martes, acude a su cita con la neuropsicóloga del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla que trata de ayudarlo en su recuperación. José Manuel tiene una foto con ella para no olvidar su cara. “A veces, ni siquiera se acuerda de ella y la ve cada semana”, lamenta Patricia. También ha olvidado momentos de su infancia o su tratamiento de quimioterapia. “¿Cómo es posible que un niño no se acuerde de eso con lo duro que fue?”, se pregunta esta madre.
Ahora las redes sociales son su única unión con el pasado. “Ve los vídeos de Tiktok que subíamos cuando estaba en el hospital y eso lo ayuda a tenerlo en la memoria”, nos explica. Una especie de álbum de imágenes para recordarle quién es. "A veces se frustra porque se queda en blanco", lamenta.
La situación de esta familia es complicada con ambos en paro y una hermana de Patricia con discapacidad a su cargo. “Su pensión de orfandad es el único ingreso que entra en casa”, se lamenta esta madre que, desde hace meses, vende llaveros de resina que ella misma hace para intentar sacar algo de dinero. En su situación, no puede trabajar fuera de casa y su marido, albañil, ensolador y alicatador, tampoco tiene empleo.
Es el drama de una familia que, cada día, lucha para salir adelante y que su hijo vuelva a recuperar la memoria que la enfermedad le ha robado y que ni siquiera sabe, porque también la ha olvidado.