Un accidente de moto, en 2012, le cambió la vida a Laura Sambruno, una vecina de Jerez de la Frontera (Cádiz), que ahora, a sus 31 años, lanza un SOS desesperado. La joven sufrió graves secuelas, al romperse las vértebras de la zona lumbar. Más de una década después y, tras tres intervenciones, Laura está postrada en una silla de ruedas. Su única esperanza: una intervención que no puede costear.

“Es un calvario. Voy de la cama al sofá y del sofá a la cama”, cuenta a NIUS esta mujer que sufre unos dolores terribles y recibe una medicación extrema. “Apenas puedo moverme. Necesito ayuda para todo: asearme, ponerme los zapatos, vestirme...”, enumera Laura, que tiene reconocida la incapacidad total desde hace unos meses.

Su situación ha ido empeorando con el tiempo hasta hacerse insoportable. “Al principio podía andar, pero desde hace tres años voy en silla de ruedas porque no me sentía las piernas”, explica. Ha sido intervenida por el Servicio Andaluz de Salud en tres ocasiones, durante 2021 y 2022, pero no ha mejorado.

"El médico que me operó me da casi por desahuciada y dice que solo puede mandarme a la Unidad del Dolor", se lamenta Laura que insiste, además, en que han tardado mucho tiempo en intervenirla. “Cuando he ido ya tenía los nervios dañados de tenerlos comprimidos”, denuncia.

Dedicada toda su vida al deporte, está en tratamiento psiquiátrico para sobrellevar el día a día. “Soy joven y no puedo hacer absolutamente nada. Es difícil de asumir”, señala esta jerezana que ha jugado al fútbol en el CD Guadalcacín, ha nadado en el Jerez Natación Máster y tiene una escuela de tenis que apenas ha podido disfrutar.

Por eso, Laura tiene puestas todas sus esperanzas en una operación que, con una nueva técnica, podría mejorar su calidad de vida y aliviar los dolores que soporta. “Tengo cinco tornillos y dos placas. Tendrían que quitármelo todo y ponerlo por la parte delantera, por la zona del abdomen, y no la espalda”. Así ya podrían ponerle las prótesis de discos intervertebrales. Una cirugía que llevaría a cabo el neurocirujano privado, en Sevilla, pero que tiene un coste de 30.000 euros, debido a su complejidad.

Un dinero inasumible para esta familia humilde con un único sueldo. "No podemos permitírnoslo, pero es la única esperanza de vida digna. Es mucho dinero, no sé si podremos conseguirlo, pero con el corazón en la mano pido que si podéis colaborar me ayudéis", pide Laura en sus redes sociales donde comparte el número de Bizum (638 170 903) o de cuenta de ING ES37 1465 0260 61 2042839509 donde se puede hacer una donación.

Madre de dos niños pequeños, de 4 y 7 años, solo desea poder disfrutar de ellos. "Volver a andar, a bañarlos, a cogerlos". Y recuperar la vida que todavía le queda por delante.