De administradora concursal en Málaga a sexóloga a los 50 años: "Necesitaba trabajar en lo que me hace feliz"
Esther Fernández, de 50 años y vecina de Málaga, llevaba más de 15 años ejerciendo de abogada y economista
Hace cuatro años se divorció del padre de sus hijos, tras 29 años de relación, y decidió dar un cambio profesional hacia lo que le hace feliz
Además de sexóloga, también lleva a cabo terapias de pareja por la necesidad que siente de ayudar a los demás en este camino
Esther Fernández, de 50 años y vecina de Málaga, estudió Derecho y Economía para seguir los pasos de su padre. Fue la decisión que tomó pensando en que era un trabajo que le aseguraba un buen futuro económico, lo que había visto en casa. A esto ha dedicado más de 15 años de su vida, en concreto, especializada en los concursos de acreedores, como administradora concursal. El giro de 180 grados le llegó hace cuatro años, cuando se divorció tras 29 años de relación, y sintió que quería darle un cambio a su vida profesional: “Pensé que si podía vivir sin mi expareja, podría ser lo que quisiera ser”, relata Esther Fernández a NIUS, y eso era ser sexóloga.
Con eso y, la llegada de la pandemia, empezó a desmontar el despacho para ir cerrando los asuntos pendientes y comenzar su nuevo camino. A Esther siempre le habían interesado los temas relacionados con la sexualidad aunque, en su casa, hace 30 años, no se hablaba de ello. Eso sí, creció en una familia donde el respeto a los demás estaba ante todo. De hecho, cuando le contó a su madre que iba a estudiar el máster de Sexología para dedicarse a esto, se llevó una gran sorpresa. “Jamás se imaginaba que quería hacer algo así, pero me apoya desde el minuto cero”, reconoce. Es más, se ha convertido, a sus 74 años, en la fan número uno de su hija. No es la única persona que la apoya en esta nueva andadura. Sus hijos, de 16 y 19 años, son otro apoyo incondicional. “Me respetan y son muy generosos conmigo, siempre me dicen que quieren que yo esté bien, que sea feliz”, relata Esther.
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En busca de la vida plena
Además de sexóloga, también lleva a cabo terapias de pareja por la necesidad que siente de ayudar a los demás en este camino: “Hablando con mis amigas observaba que muchos vivían su vida de pareja muy diferente a como yo lo concebía. Intentaba expresar cómo lo sentía y les sorprendía, sentía que la gente se estaba perdiendo algo, por tantos tabúes”, explica. No era la única razón que encontró para difundir conocimientos sobre el asunto, también la desinformación que, según ella, no permite vivir una vida plena. “No me refiero a que todo el mundo tenga que tener sexo a todas horas y todos los días, pero la sexualidad no debe ser una losa en una relación, sino algo placentero”, señala.
“Necesito que la gente sepa que es importante tener conocimientos sobre la sexualidad... Me mueve la educación sexual, difundir esta información, es mi gran inquietud… para que cada uno decida libremente qué quiere hacer”, insiste Fernández, quien a sus 50 años ha dejado de vigilar y controlar las empresas en quiebra, su trabajo de toda la vida, para hacer lo que realmente le hace feliz.