Rosa e Isidro tienen grabada en la memoria la tarde del 2 de julio de 2015. Recuerdan a su hijo Paco, de 16 años, saliendo por la puerta de su casa como si fuera la escena de una película. "Se fue con unos amigos a dar una vuelta". Nunca más lo vieron. "Nos llamó para decirnos que dormía en casa de una amiga". Nunca más lo oyeron.
La pista de Paco se pierde en un parque de Córdoba... En un mensaje a las 12:17 de la noche diciéndole a una amiga que se quedaba sin batería... En los testigos que aseguran haberlo visto subirse a un autobús en dirección a Madrid... Pistas que lleva investigando la Policía Nacional casi ocho años sin que de momento hayan arrojado luz sobre el caso.
Desde entonces, la vida de Rosa e Isidro se convirtió en una búsqueda. Hoy viajan a Madrid para asistir a los actos del Día de las Personas Desaparecidas sin causa aparente que se celebran esta semana. Van mirando caras, buscando parecidos en los rostros anónimos que se cruzan a su paso. Y siempre acompañados de la foto de Paco. "Nuestra forma de buscarlo es que todos sepan que sigue desaparecido", dice su padre.
Su vida ha quedado aparcada. En su casa hace ocho años que no festejan nada. "No celebramos ni la Navidad", dice Isidro. La vida familiar y laboral se ha visto arrollada por una desaparición sin explicación que les ha borrado de su propia vida. No hay fotos de ellos en su perfil de Facebook o en el WhatsApp de sus teléfonos. En todas partes se identifican con la foto de su hijo Paco.
Pendiente del móvil a todas horas, Isidro siempre está disponible para cualquiera que le llame en relación a su hijo. "La policía dijo que no diera mi teléfono", confiesa el padre de Paco, pero ocho años después sigue con el mismo número a pesar de las numerosas llamadas falsas ofreciendo información a cambio de dinero. "No me podía imaginar cuánta gente intenta aprovecharse de una situación así".
Otras veces el teléfono suena y es para ofrecer ayuda. "Hace poco una persona que nos sigue a través de redes sociales llamó para ofrecerse a hacernos por ordenador una posible imagen del aspecto actual de Paco", dice Isidro. Gracias a ello, ahora los investigadores del caso cuentan con cuatro retratos de cómo podría verse Paco con 24 años.
En estos ocho años, la Policía Nacional y los padres de Paco han tenido una relación muy cercana. De hecho, hace unos días Isidro se ha reunido con algunos de los agentes del caso. "El trato que nos dan es fantástico", dice Isidro, tanto que el inspector que ha llevado el caso durante estos últimos años acaba de jubilarse, pero la familia de Paco sigue manteniendo el contacto con él.
La búsqueda de Paco ha llevado a la Policía a investigar incluso fuera de nuestras fronteras. "Han buscado en más de diez países", dice Isidro. La última gran pista llegó desde Italia el pasado verano. "Nos dieron una información muy precisa de una ciudad, una dirección y hasta de un compañero de piso con el que estaba Paco", comenta su padre.
La policía italiana se personó allí, pero no lo encontraron. Durante varios días estuvieron mostrando la foto de Paco por el barrio, pero nadie le reconoció. Tampoco dieron con el compañero de piso con el que aseguraban que vivía. "Lo curioso es que esa persona sí que existe", dice Isidro, "es de nacionalidad española y tiene nombre italiano".
La esperanza sigue ahí... Vive en cada detalle que no tiene explicación en esta desaparición. Cada información que no cuadra abre una puerta para encontrar la respuesta a la pregunta que llevan años haciéndose sus padres: ¿Dónde está Paco Molina?