"Trepas" y "tontos entregados del photocall". Con esas duras palabras se ha referido Alejandro Hernández, presidente provincial de Vox Córdoba durante los últimos cinco años, a algunos de sus compañeros en una publicación en Facebook en la que anunciaba que dimitía de su cargo en la capital andaluza, aunque mantendrá "mientras dure" su escaño en el Parlamento de Andalucía.
En dicho post, el ya ex dirigente del partido en Córdoba se queja de la falta de apoyo de la directiva nacional de Vox en alguno aspectos durante su andadura política. "Sí he echado de menos que por parte de la dirección nacional se haya estado más pendiente de atender las quejas de esos cuatro alborotadores que de disciplinarlos", indica.
Hernández, que dimitió el pasado viernes como presidente del comité ejecutivo provincial de Vox en Córdoba, reconoce haber "perdido amigos y camaradas defraudados" con las decisiones tomadas "anteponiendo el interés del partido a cualquier otro", pero asegura que aceptó "de buen grado" las críticas recibidas "cuando al menos fueron educadas".
"Pero tener que soportar insultos y difamaciones llega a ser muy cansado. Estos 'tontos entregados' de photocall son pocos (diría que los cuento con los dedos de las manos) y cobardes, aunque a veces hagan mucho ruido”, indica Hernández, quien quiere dejar claro que "no vine a servirme de Vox para mi promoción particular, sino a trabajar por unos ideales".
Alejandro Hernández ya fue destituido como portavoz en el Parlamento andaluz en mayo de 2021, un día después de apoyar la estabilidad del Gobierno de la Junta de Andalucía, y nombró como sustituto a Manuel Gavira, por lo que hay fuentes que apuntan a una posible tensión que existe desde entonces con Santiago Abascal por sus decisiones. En ese momento, la dirección nacional del partido aseguraba a NIUS que se trataba de una remodelación del equipo en el Parlamento andaluz que se iba a hacer hace tiempo, y se paró por las elecciones en Madrid.
El político se despide como presidente provincial agradeciendo "la estima y el afecto de la inmensa mayoría", -refiriéndose a los militantes- y "el respeto de los rivales políticos". Sin embargo, lamenta que le "quedará el resentimiento de los pocos trepas y advenedizos" que trató y a los que mantuvo "alejados del partido".
El representante de Vox pide a “Dios” que “las gradas llenas de Murcia -donde Vox celebró un acto con su presidente, Santiago Abascal, hace unos días- sirvan para que Vox no llegue a convertirse en otra red clientelar más como lo son otros partidos”. Al respecto, ha dicho que vivirá "como una frustración y un fracaso personal que haya algún lugar con cientos de votos para Vox en las nacionales y autonómicas en los que no hayamos sido capaces de motivar a nadie para dar un paso al frente".
Hernández ha aseverado que siempre tuvo claro que "el proyecto está por encima de las personas" y, por eso, intentó rodearse de los que compartían con él "ese postulado". "Mucha gente se nos ha acercado: a algunos no les convencimos; otros no nos convencieron, y alguno que otro nos engañó", ha expresado, para apostillar que "ofrecer cobertura y cariño a quienes dan un paso al frente debería ser una prioridad para nosotros".
"Gracias al trabajo de presidentes que me precedieron, como el tristemente fallecido Pablo Fernández o Sebastián Bel, poco a poco empezamos a dar algunos pasos hacia adelante", ha relatado, para remarcar que él siguió "esa senda y, con la ayuda de unos cuantos compañeros, llegamos a convertir esa inercia en una fuerza política; con una organización rudimentaria, pero organización; con la argamasa de la confianza mutua y la honestidad de todos los que colaborábamos desinteresadamente en el empeño", continua diciendo Hernández, quien ha destacado que "hemos pasado de la casi clandestinidad a la sobreexposición en menos de un lustro", ha resaltado.