Roque está desesperado. Mientras no llega una operación que se le está haciendo eterna, sufre “fuertes dolores”. "Tengo la pelvis desmontada", asegura él mismo a NIUS. Realmente, lo que sostiene su cuerpo es una “placa” que le pusieron tras un grave accidente laboral.
Su historia es la de un superviviente y, por eso, también es un paciente “complejo”, como califica Fina, su mujer. Ahora está tomando morfina contra el dolor, que padece desde noviembre del 2021, cuando esa prótesis le empezó a dar problemas.
Años atrás tuvo que ser intervenido de urgencia. Fue en junio del 2016. Se encontraba trabajando en un taller ubicado en el polígono industrial Venta Cavila de Caravaca de la Cruz (Murcia). "Las ruedas gemelas de un tráiler pasaron por encima de mí”, recuerda Roque sobre lo ocurrido.
El resultado fue un grave politraumatismo en la zona de la cadera. Roque explica cómo pudo sobrevivir: “Estaba boca abajo, los huesos amortiguaron. Si llego a estar boca arriba me revienta los órganos”.
Pasó un mes en la UCI tras un suceso que le cambió la vida: “Tuve que vender la parte de mi negocio y dejar de dedicarme a lo que me gustaba, pero al menos aquí estoy: vivo”. Los médicos del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia le “arreglaron todo” con placas y tornillos.
“Voy orinando por una sonda suprapúbica, que sale de la barriga”, detalla antes de hacer hincapié en el “fuerte dolor en el lado derecho del glúteo” que siente ahora. “Me muevo como si fuera un anciano de 80 años”, compara con su edad actual: 56.
Aunque de la primera cirugía "salió bien", ha llegado a la reciente situación porque, según su mujer, “ha estado abandonado por Traumatología”. Después de otro mes y medio ingresado en planta tras ser operado y llevar cierto seguimiento luego, "en 2017 le dieron el alta”.
“Eso fue un error porque tiene que llevar sus revisiones periódicas, como sí lleva las de Urología. Yo pedí que, al menos, le hicieran una revisión al año, pero me dijeron que si le aparecían molestias que acudiera al hospital”, recuerda Fina.
En mayo del año pasado tuvo que ir a Urgencias porque el dolor había ido aumentado más. Ahí fue cuando ya le dijeron de pasar de nuevo por quirófano. Entonces fue derivado al Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.
“Me dijeron que estaba en las mejores manos, que el traumatólogo de allí es el mejor de toda España en pelvis, pero todavía no lo han operado”, lamenta. Tras completar todos los trámites, dicho especialista le vio por primera vez en octubre.
Sin embargo, en aquellos meses “no tenía ni la mitad del dolor que tengo ahora”, recuerda Roque. “Tengo ahí algún hueso o parte de la placa que se me está clavando”, describe. Ya en unas radiografías vieron que tenía esa prótesis “completamente desplazada”.
En noviembre, el traumatólogo de Sevilla les avanzó que iba a mirar si podían “programar pronto” la intervención. Para ello, debía consultar primero con urólogos, porque tiene que asistir uno a la cirugía. Aún están esperando una respuesta.
“Está que no aguanta del dolor, eso se le puede hacer ahí herida y en el HUVR me dijeron que esto no es urgente. ¿Tiene que estar muerto para que lo sea?”, se pregunta Fina. Así que pedirá al médico que lo derivó que califique como urgencia su operación en el hospital sevillano.
Precisamente, fuentes de este último centro han explicado a NIUS que “las intervenciones se hacen en función de las necesidades del paciente y al ser una intervención compleja como esta, con distintos especialistas y una persona que llega de otra comunidad autónoma, tiene que ser un día posible para todos”.
Por tanto, “si no está programada como preferente” debe esperar. Aunque el cirujano que ya operó a Roque la primera vez advirtió que el movimiento de la placa “había que solucionarlo porque podía provocar infección y fiebre”.
“Quiero una solución ya”, reclama Fina. De momento, han solicitado otra cita para el 13 de marzo en el HUVR con la esperanza de llevar el nuevo informe urgente del médico y que operen a su marido para que pueda recuperar parte de una vida que el tráiler le arrebató.