El drama de Maribel: va a Turquía a operarse el pecho y vuelve sin dientes

Maribel no se quita la mascarilla ni siquiera para dormir. No es capaz de darle un beso a su pareja y no deja de llorar. Mira, entre lágrimas, las fotos de hace unos meses cuando presumía de sonrisa. “Es una pesadilla”, nos cuenta. Esta vecina, de 64 años, de Los Barrios (Cádiz) viajó hace cinco meses a Turquía con la ilusión de operarse el pecho. Estando allí le ofrecieron la posibilidad de arreglarse la dentadura a mitad de precio que en España y lo aceptó sin saber que sería su perdición.

“Yo tenía mis dientes bien. Solo quería que me hicieran un blanqueamiento y me sustituyeran los implantes de las muelas”, asegura. Pero al despertar de la anestesia descubría, horrorizada, que le habían extraído todas las piezas. “No me explico cómo han podido ser tan salvajes de quitarme hasta los dientes sanos”, se lamenta.

Le dieron una dentadura postiza y le dijeron que volviera a los cuatro meses para ponerle los implantes. “Me sonaba raro pero tenía la esperanza de que fuera así”, relata. Sin embargo, en la segunda visita a la clínica turca solo le ofrecen otra dentadura de pésima calidad. “No puedo ni ponérmela porque me hicieron mal el molde. Es como para un caballo”, se lamenta, mirando la caja con los dientes postizos.

En tratamiento para sobrellevar el disgusto

Maribel no duerme, ni come desde entonces y está con tratamiento para poder hacer frente a la situación. “Lo estoy pasando muy mal”, se queja. Gastó todos sus ahorros en este viaje que pasó de ser idílico a una pesadilla. “Mi padre falleció hace un año y nos dejo 10.000 euros a cada hermano. Me quise dar el capricho con estos retoques y mira como he terminado”, se lamenta.

La intervención dental le costó 3.800 euros. Ahora, ponerle solución en España ronda los 9.000 euros. Un dinero que no tiene. “Con mi pensión no me llega. Yo no quiero que me regalen nada, pero que me den facilidades para pagarlo”, pide. Porque así, asegura, no puede vivir. “Soy una mujer alegre, siempre con una sonrisa en la boca, no puedo estar así”, apunta.

A través de una amiga que vive en Estambul, ha intentado presentar una denuncia contra la clínica. “Me dicen que tengo que ir yo. No lo hice en su día porque salí de madrugada y tenía que coger el avión”, explica. Y no descarta llevar el caso ante la Guardia Civil para evitar que estafen a más personas, a costa de este falso chollo.

De la operación de pecho salió satisfecha, pero tras el disgusto ha quedado en segundo plano. Maribel solo quiere recuperar su sonrisa y volver a ser la que era antes de ser caer en la trampa de lo que parecía una ganga.

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