Alrededor de 500 personas viven o, casi mejor dicho, ‘malviven’ en un asentamiento en Níjar, Almería. El Walili es el nombre por el que se conoce al asentamiento ubicado en un descampado donde tienen su hogar, desde hace más de 15 años, las primeras personas que llegaron. Desde entonces, se han ido uniendo los que han ido llegando, en su mayoría migrantes trabajadores del campo. Está ubicado en un sitio “estratégico”, entre los invernaderos donde trabajan. Cerca de donde se ganan el pan porque aquí no hay medios de transporte, ni agua, ni luz ni recogida de basura. Hace unos días en la puerta de una de las chabolas encontraron un folio con la orden por decreto que decía “prohibido el acceso”.
Tras esto, la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) pidió al Ayuntamiento que paralizara el desalojo y derribo del asentamiento chabolista del que “ya se ha iniciado el procedimiento administrativo, mientras no se garantice una alternativa habitacional”. Ellos mismos han convocado una concentración para el viernes 30 de diciembre a las nueve y media de la mañana frente al Ayuntamiento de Níjar para pedir la paralización del desalojo y una política de vivienda para los trabajadores agrícolas. “Queremos que paren el desalojo y no porque queramos que sigan viviendo en chabolas, sino que se les busque una solución al problema que existe con la vivienda”, dice a NIUS Fernando Plaza, portavoz de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía.
El problema al que se refiere es que no hay viviendas disponibles para alquilar y terminan en esta situación. Cuando hablamos de temporeros aclara que no es lo que ocurre en Níjar. “Hablan de temporeros como personas que vienen unos meses y se van pero aquí la situación no es así. La mayoría de ellos llegaron para quedarse, trabajan todo el año, enganchan una campaña con otra”, asegura para quien no es solo el ayuntamiento quien debe solucionar el problema de la vivienda, sino también de los empresarios agrícolas que “son los que contratan la mano de obra y podrían facilitar alojamientos a sus empleados”.
Cientos de personas salen cada día de su casa hecha con plásticos y palets para ir al campo a trabajar. En Walili, los más experimentados cogen la luz de alguna instalación cercana y la piratean. “El enganche ilegal es un riesgo, por eso es tan frecuente los incendios. La forma de calentarse conlleva un alto peligro. Salta una chispa y arden todas las chabolas”, señala.
Hace unos años, cuando aún eran menos, en una visita, el relator de Naciones Unidas contra la pobreza dijo que “esto era peor que un campo de refugiados”, recuerda Fernando Plaza. Hay algunas de autoconstrucción hechas con bloques de hormigón pero la mayoría son de plástico. “Ellos quieren pagar un alquiler y sueñan con comprar su casa, no quieren que les regalen nada”, asegura el portavoz de la asociación, porque “la mayoría de ellos están trabajando y tendrían dinero para pagar”, pero insiste en que el problema está en que no hay viviendas disponibles
Una decena de entidades eclesiásticas, entre las que se encuentran el Secretariado Diocesano para las Migraciones, Cáritas y varias parroquias y hermandades, han hecho un llamamiento para la "búsqueda de soluciones efectivas, que respeten la dignidad de las personas y los derechos humanos" ante el previsible desalojo del poblado chabolista.
En un comunicado conjunto, las entidades se han dirigido a la comunidad cristiana, a la sociedad civil, a la ciudadanía, a todos los grupos políticos, a las diversas administraciones públicas, a los sindicatos y al tejido empresarial con el fin de procurar una "solución habitacional" a las 500 personas que se ubican en el asentamiento. Inciden en que "todo esfuerzo por erradicar el chabolismo, para que sea realmente tal, debe ir de la mano de la creación de alternativas habitacionales reales, que respondan a las necesidades de las personas".
Las entidades entienden que la alternativa propuesta por el Ayuntamiento de Níjar para los habitantes de El Walili, también conocido como Los Nietos, "parece consistir en las 62 viviendas temporales en Los Grillos, que aún están en construcción"; unos módulos que, según se estima, "podrían alojar a unas 150 personas" pero los residentes en El Walili son, aproximadamente, 500. "En realidad, no es una alternativa razonable ni aceptable: su capacidad resulta insuficiente; se concibe como mero alojamiento temporal, siendo así que las personas que residen y trabajan aquí durante todo el año; está ubicado en un polígono industrial", han apuntado.
El ayuntamiento asegura que hay abierto un expediente de disciplina urbanística y una citación para trámite de audiencia. Se da la circunstancia de que El Walili está construido en un terreno de titularidad privada. Al mismo tiempo, tras las peticiones de APDHA, fuentes de la Alcaldía han manifestado que el Consistorio "no tiene ningún inconveniente en sentarse con esta u otra organización que esté especialmente vinculada con este asunto, como se ha hecho con otras muchísimas organizaciones e instituciones para explicarles la situación real".
Asimismo, han señalado que "imaginan" que la APDHA habrá presentado “su escrito por registro general, por lo que la Alcaldía ha pedido que se le remita para entrar en contacto con esta asociación. "De lo leído hasta ahora, lo único que podemos deducir de la información o la nota de prensa que han enviado a los medios de comunicación es que tocan tangencialmente el asunto, pero con información de base errónea, aunque en cualquier caso estamos aquí para poder explicarles y aclararles, presencialmente, cualquier detalle relativo a esta cuestión", han abundado.