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Si estornuda, acaba rompiéndose alguna costilla, y la mínima caída termina siempre en fractura. "Hace poco me rompí la quinta vértebra al levantar una caja con cuatro libros", dice Paco, cuyos huesos descalcificados apenas le permiten caminar sin sentir dolor.
Con una discapacidad del 65%, este granadino de 61 años necesita ayudarse de las muletas o la silla de ruedas cuando tiene que desplazarse. Cuando va en coche, una identificación le permite aparcar en las plazas para personas con movilidad reducida.
El problema es que más de la mitad de las veces que tiene que aparcar, esas plazas se encuentran ocupadas y no precisamente por personas que las necesitan. "La mayoría de las veces llega el conductor y te dice que ha sido solo un minuto", asegura Paco.
Otras veces son empresas de paquetería las que usan sus plazas para repartir la mercancía. "Es muy habitual", dice Paco, que ya se ha cansado y ha pasado a la acción. Cada vez que ve un coche ocupar un aparcamiento de movilidad reducida, le echa una foto y la sube a su perfil de Twitter.
"Suelo borrar las matrículas por si acaso", dice Paco que denuncia cada vehículo que encuentra ocupando una de sus plazas. También lo hace dentro de los centros comerciales, donde asegura que se respeta aún menos. "Aunque es un recinto privado de uso público se puede intervenir", dice Paco, que en más de una ocasión ha llamado a la Guardia Civil para que actúe.
Paco no es el único que fotografía conductores insolidarios. Hay toda una red de cazadores de infracciones denunciando esta situación en redes sociales bajo el hashtag Okupas Motorizados. Hasta han hecho un concurso para saber qué empresa de reparto comete más infracciones y Amazon ha salido vencedora.
"Si quieres mi aparcamiento, te regalo mis piernas", dice Paco, que en más de una ocasión ha llegado a enfrentarse con alguno de los conductores. "Alguna vez he llamado a los agentes para quejarme y al volver me he encontrado mi coche rayado", comenta a NIUS.
Además de dejar constancia de la infracción publicando las fotos en su perfil de Twitter, Paco también llama a la policía para denunciarlo. "La mayoría de las veces llega antes la multa que la grúa", lo que no termina de solucionarle el problema de aparcamiento a Paco.
No solo las plazas están ocupadas, sino que además "hay muy pocas", se queja el granadino. "En el ambulatorio de Gran Capitán al que tengo que ir con frecuencia solo hay una plaza", explica, y cuando está ocupada tiene que hacer largos trayectos con las muletas para poder ir al médico.
Sus publicaciones cuentan con el apoyo en redes sociales y son muchos los que le animan a que continúe denunciando a los conductores más insolidarios de Granada. Pero el problema seguirá, asegura Paco, "porque hasta que no les hace falta, no se dan cuenta de la escasez o de lo mal usadas que están estas plazas".