Las fuertes lluvias que azotan la comunidad de Andalucía no dejan de causar daños muy costosos a muchos emprendedores y en muchas casas. En el caso de la provincia de Cádiz son incontables los casos y algunos sectores están al borde del colapso como el de la flor cortada en el municipio de Chipiona.
Antes del inicio de la pandemia, hace poco más de dos años, en la zona de Chipiona había nada menos que 400 hectáreas dedicadas al cultivo de la flor cortada. La crisis derivada del covid-19 acabó rebajando esta cifra a 200. Tras meses de dificultad y crisis en el sector, la situación parecía comenzar a remontar, pero 2022 ha acabado de poner al límite la supervivencia de esta industria.
Las fuertes lluvias y el temporal han supuesto otro clavo en el ataúd al que parece dirigirse un sector que antes llenaba de color los terrenos de este municipio tan turístico en tiempos de verano. La situación derivada de la guerra de Ucrania y la posterior huelga de transportistas dejaron a las personas que viven de la flor cortada al límite.
Laura Villegas tiene 12 personas trabajando con ella en su plantación. La pandemia la obligó a arrancar las flores y sembrar sandías para poder seguir produciendo. Tiempo después, volvió a las flores cuando la situación parecía remontar. La huelga de transportistas complicó sus exportaciones a Países Bajos, pero nada comparable con lo que la tormenta le ha supuesto.
Un tornado arrasó en el mediodía de este miércoles con un invernadero de 50.000 metros cuadrados donde estaba depositada toda la inversión que supone mantener una explotación de este tipo. Los daños rondan los cien mil euros, según asegura Laura. "70 mil euros solo en reparar el invernadero", afirma, aunque a esta cifra cabe sumar "todo lo que habíamos invertido desde septiembre en abonos, semillas...".
Los daños, además, impiden que las flores que hayan podido sobrevivir puedan usarse, ya que "con la lluvia cogen enfermedades". El ataque del tornado fue de tal calibre que arrancó de cuajo el hormigón que ancla la instalación al suelo. Ahora, Laura no pide ayuda, sino que "pido auxilio".
Otro afectado es Alfredo. Su plantación de flor alcanza los 12 mil metros y las fuertes lluvias y el viento han dejado la cuarta parte "inservibles". Esto le supondrá un gasto extraordinario de siete mil euros. Después de cuatro años trabajando en su cultivo, afirma abatido que "no puedo", ya que "he soportado pandemia, guerra, huelga y ahora esto".