Las manos de José Luis Camacho restauran las vidrieras de la Catedral de Jaén
Todo se hace a mano: “Desde dibujos, patrones, todo lo necesario para reparar y añadir las vidrieras que faltan”
Estas obras son clave para que la Catedral de Jaén sea incluida en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO
Está previsto que las obras duren unos 18 meses y tiene una inversión de un millón de euros
Este lunes 7 de noviembre, José Luis Camacho, vidriero artístico, viajará desde Málaga hasta Jaén para montar un taller improvisado en la Catedral de Jaén. Allí le queda por delante 18 meses de trabajo que es lo que está previsto que duren los trabajos de restauración y conservación de las vidrieras. Un proyecto con una inversión que ronda el millón de euros y que permitirá actuar sobre 85 vidrieras del templo mayor jiennense. La puesta a punto de estos elementos será clave para la candidatura de la Catedral a ser incluida en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
El paso del tiempo y las inclemencias meteorológicas han causado graves daños en las vidrieras: “Hay cristales rotos y deformados, suciedad, óxido y deformaciones, a lo que hay que añadir los efectos de intervenciones anteriores poco acertadas”, explica a NIUS el maestro artesano.
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El primer mes estará focalizado en la fachada principal. Primero, la limpiaran en seco “con unos pinceles y trapos para ir viendo las patologías”, señala José Luis Camacho. Los términos que utiliza se asemejan a los de un cirujano en plena operación.
Algunas vidrieras serán desinstaladas y trasladadas para su arreglo en el taller y, en otros, se intervendrá 'in situ' "para que no sufran más de lo necesario", como las de la fachada principal.
18 meses de trabajo
Lo que se consigue con esta intervención es reparar el daño y que este no vaya a más después de siglos instalados. Entre los trabajos del artesano están las de colocar un acristalamiento isotérmico desde el interior del templo, con vidrios de protección “para que a partir de entonces no le afecte ni la lluvia ni el viento”, explica, se colocan las vidrieras como si estuvieran en un museo.
Le queda trabajo por delante por el estado en el que se encuentra, desde fracturas de vidrios, deformaciones y carbonatación de los plomos, pasando por las deformaciones y oxidación de los bastidores, pérdida de las capas pictóricas, pérdida de paneles completos y pérdida generalizada de material de sellado y añadidos discordantes.
Y todo esto se arregla a mano. “El mundo de la vidriera, desde el siglo XII, ha evolucionado muy poquito”, explica Camacho. Ellos lo siguen haciendo de la forma más tradicional y, la única evolución, ha llegado con el horno y el cortador. Todo lo demás se hace a mano. “Desde dibujos, patrones, todo lo necesario para reparar y añadir las vidrieras que faltan”.
Quizá después de este gran trabajo, cuando todo luzca de nuevo, no haya nada en contra para que la Catedral de Jaén sea declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.