El mundo de la música ha recibido con gran tristeza la noticia de que el pianista y director Daniel Barenboim da un paso atrás y abandona los escenarios y la varita de dirección durante los próximos meses por una enfermedad neurológica. Uno de los lugares donde más ha resonado esta noticia es en la sede de Sevilla de la Fundación Barenboim-Said.
El músico nació en Argentina en 1942 y, además de la de su país natal, cuenta con las nacionalidades española, israelí y palestina. Su intachable trayectoria le ha llevado a dirigir prestigiosas orquestas como la de París o la de Chicago. Además de otras notables direcciones puntuales, merece la pena recordar cuando se puso al frente de la Orquesta Filarmónica de Viena para el Concierto de Año Nuevo en 2009 y 2022.
Pese a su trabajo eminentemente musical, Barenboim nunca perdió de vista la importancia de la música en otros aspectos como los conflictos. Fruto de esta sensibilidad y de la colaboración con su amigo el escritor Edward Said, de ascendencia palestina, nació la West-Eastern Divan Orchestra en 1999. Esta orquesta busca aunar en ella a músicos procedentes de Israel y Palestina con la intención de usarlo como vehículo para alcanzar la paz entre ambos países. Además, músicos de España también pueden unirse.
Esta conciliadora iniciativa les valió a Barenboim y Said el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia por la labor realizada en busca de un punto de encuentro entre las comunidades israelíes y palestinas a través de la música.
La orquesta, enmarcada dentro de la Fundación Barenboim-Said, tiene su sede en el Patio de Banderas de Sevilla, en colaboración con la Junta de Andalucía. Aquí se mudó en 2002, después de comenzar su andadura en Weimar y Chicago. A partir de este punto, los músicos de nuestro país se incorporaron al proyecto.
Pese a su condición de proyecto musical, la West-Eastern Divan se define como "mucho más que un proyecto musical". Dentro del marco de la orquesta se realizan talleres donde comparten su amor por la música, lo cual les permite actuar en salas de todo el mundo.
Pero lo que más llama la atención de este proyecto es la importancia que prestan a "la reflexión sobre el conflicto árabe-israelí". Músicos árabes e israelíes, además de los españoles, comparten música y convivencia y dejan de lado las diferencias y conflictos que existen entre sus países. Desde la Fundación, aunque saben que no es suficiente para resolver la problemática, creen que puede servir como "una poderosa herramienta" para "romper barreras" y alcanzar "el entendimiento" entre las culturas.