Amigos, euforia y alcohol, un cóctel perfecto para la violencia entre jóvenes durante el verano
Un banco ha sido testigo de la última agresión contra un joven. Le propinaron un botellazo durante las fiestas de Liendo, en Cantabria. El chico, madrileño de 20 años, está muy grave en la UCI y los agresores ya están detenidos. Pero no es la única trifulca del verano, y es que se ha convertido en un habitual ver imágenes como la de Gandía, donde 7 personas arremeten con patadas, puñetazos y hasta fuertes golpes en la cabeza, contra un joven indefenso. Misma estampa en una estación de Ibiza, donde a un conductor de autobús, también en inferioridad numérica, le llovieron golpes y bofetones y solo porque la pareja se había equivocado al adquirir su billete. O la auténtica batalla campal en la que se convirtió la puerta de una discoteca en Marbella, en la que dos bandos se enfrentaron, solo por celos. En todos los casos hay un denominador, y según Patricia Gutiérrez, Psicóloga Centro TAP, “si juntas amigos, euforia, bajo control de impulso, alto riesgo en el consumo, evidentemente ese cóctel si aboca a alta violencia”. Una violencia que acabar, para tener la fiesta, en paz.