En la oscura noche del 26 de agosto de 1990, en Puerto Hurraco, un pequeño pueblo extremeño de la España profunda, tuvo lugar una brutal y sangrienta matanza, motivada por la sed de venganza. Este terrible suceso, analizado en el programa 'Crimen en primera persona' de Mitele PLUS, es protagonizado por dos familias, los Izquierdo y los Cabanillas, que llevaban enfrentados desde varias décadas atrás debido a un conflicto por amor no correspondido.

Ambas se hicieron la vida imposible durante años, hasta que, en agosto de 1990, Antonio y Emilio Izquierdo aparecen con dos escopetas, acabando con la vida de nueve personas e hiriendo gravemente a otras seis. Finalmente serían juzgados en 1994, siendo condenados a trescientos años de prisión cada uno.

Reconstruimos los hechos y las heridas que dejó el crimen de la mano de Guillermo Fernández Vara (expresidente de Extremadura y médico forense del caso), Vicente Gil (el periodista que entrevistó a las hermanas Izquierdo mientras huían en tren), Brígido Fernández (foto periodista que capturó el momento de la detención) y Blas Molina (el Guardia Civil que detuvo a los Izquierdo).

Los hermanos Antonio y Emilio Izquierdo fueron condenados a una pena de 344 años de cárcel cada uno por la matanza que protagonizaron en Puerto Hurraco, en la que asesinaron a tiros a nueve personas e hirieron a otras seis. Ambos hermanos ya han fallecido.

Antonio Izquierdo, uno de los hermanos, se ahorcó la madrugada del 10 de abril de 2010 en su celda de la prisión de Badajoz, donde cumplía condena. Antonio era el último de los hermanos Izquierdo que quedaba vivo, después de que su hermano Emilio falleciera de muerte natural en el año 2006. Sus dos hermanas, Luciana y Ángela, que se encontraban ingresadas en el Hospital Psiquiátrico de Mérida, habían fallecido en 2005.

Los hermanos Antonio y Emilio Izquierdo, de 53 y 58 años respectivamente, dispararon varios cartuchos después de salir de un callejón hacia una plaza, sobre unos vecinos del pueblo apellidados Cabanillas, a los que tenían un odio manifiesto desde hacía décadas.

Se trataba de un acto de venganza porque los consideraban culpables del incendio de una casa de su propiedad en 1984, en el que murió la madre de los hermanos Izquierdo, Isabel.

Jurando venganza, los Izquierdo se marcharon del pueblo, al que volverían para perpetrar la matanza. Inicialmente dirigida contra los Cabanillas, el tiroteo acabó dirigiéndose contra quienes se cruzaran por la calle. Para Emilio Izquierdo, todo el pueblo había sido cómplice del supuesto asesinato de su madre. La munición empleada era de postas, cartuchos que contienen nueve gruesos perdigones de plomo o hierro. Ni siquiera la Guardia Civil se libró de los disparos.

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