A Fátima le diagnosticaron EPOC con 39 años: "Trabajar con productos de limpieza lo aceleró"
Trabajar durante ocho años con productos de limpieza tóxicos ha ocasionado la aparición de la EPOC, a la que tenía predisposición genéticamente
Es una enfermedad crónica que se caracteriza por una obstrucción permanente de las vías respiratorias que dificulta respirar
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Hace 11 años, Fátima Dorrey perdió el olfato y el gusto. Desde entonces, no los ha vuelto a recuperar. Tenía 29 años, cuando experimentó por última vez el aroma de un perfume o el sabor de su comida favorita. Buscó respuestas, visitó médico tras médico, pero sus síntomas poco específicos no daban pistas claras.
La pérdida de ambos sentidos la obligó a cambiar de profesión: dejó los fogones de una cocina para incorporarse al equipo de limpieza de una fábrica de conservas en un pueblo de Extremadura. Cambio, que, sin saberlo, aceleraría el desarrollo de la enfermedad que marcaría el resto de su vida.
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En este trabajo tenía que usar a productos de limpieza que contenían sustancias químicas fuertes. "A veces sentía que me ardía el pecho, pero no sabía por qué", explica. Con el tiempo, aparecieron una tos persistente y dificultades para respirar, síntomas que se intensificaron de manera progresiva. "Los médicos solían achacarlo a un simple catarro", comenta durante una entrevista con la web de Informativos Telecinco.
Todo cambió el año pasado, cuando perdió la voz y tuvo que pedir la baja laboral. El otorrino no encontró lesiones visibles y la derivó a una internista. "Debe haber algo oculto que no está dando la cara", recuerda que le dijo. Tras ser ingresada en el hospital y someterse a diversas pruebas, incluida una genética, llegó el diagnóstico: Fátima padecía enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) en estado severo.
Fue entonces, cuando Fátima descubrió que genéticamente tenía predisposición a desarrollar esta enfermedad, caracterizada por una obstrucción permanente de las vías respiratorias, que dificulta la salida de aire y reduce la cantidad de oxígeno en la sangre, y puede llegar a ser mortal.
Según datos del Ministerio de Sanidad, en 2022 se registraron 22 casos de EPOC por cada 1.000 habitantes, un 13% más que en 2016. Este incremento fue especialmente notable en mujeres (29,6%) frente a hombres (5,4%).
Consecuencias de la exposición a productos tóxicos de limpieza
La EPOC, que afecta al 10% de los hombres mayores de 70 años, suele estar relacionada con el tabaquismo en el 85% de los diagnósticos. Sin embargo, en otros casos, aunque menos frecuentes, puede deberse a infecciones respiratorias recurrentes, problemas de desarrollo o la exposición a contaminantes ambientales como productos químicos.
Tenía la predisposición genética, pero estos factores provocaron su aparición
Según varios estudios, la inhalación recurrente de los vapores de los productos químicos de limpieza, como puede suceder en el ámbito laboral, puede causar daño pulmonar permanente e incluso la EPOC. Aunque Fátima admite haber fumado ocasionalmente en celebraciones, asegura que su exposición prolongada a productos "muy fuertes" durante ocho años fue lo que detonó la aparición de la enfermedad. Como así lo afirma también su diagnóstico médico. "Tenía la predisposición genética, pero estos factores aceleraron su aparición".
Un diagnóstico inesperado
Para Fátima, recibir el diagnóstico con solo 39 años fue devastador. "Durante mi ingreso, me dijeron que esta enfermedad acorta mucho la esperanza de vida", confiesa. "Salí de la consulta en shock. Ni siquiera recordaba cómo tomar el medicamento que me recetaron", relata.
"Me sentí sola, con un hijo de cinco años y una enfermedad sin cura que cada vez a más. No sabía como enfrentarlo". En su búsqueda de apoyo, encontró un refugio en la Asociación de Pacientes con EPOC (APEPOC). "Allí encontré una familia con mi misma situación".
La enfermedad suele causar tos, problemas para respirar, cansancio y apatía, entro otros síntomas. "Es como la sensación angustiante de no poder respirar por la nariz cuando tienes gripe, pero todo el tiempo", explica Fátima. La EPOC le limita actividades cotidianas como subir escaleras, llevar a su hijo en brazos o incluso caminar largas distancias.
Vivir con EPOC
"Cuando no encuentro aparcamiento cerca del colegio de mi hijo, me cuesta llegar hasta la puerta. Limpiar la casa implica hacer pausas constantes para no asfixiarme", comparte. Las noches también son un desafío: "Me despierto varias veces, y creo que pronto necesitaré una máquina de oxígeno para poder dormir".
Fátima también ha tenido que renunciar a muchos planes sociales. "Tienes que decir que no a muchos planes porque no te encuentras bien. Además, el entorno muchas veces no lo entiende, lo que ven como un catarro. Es una enfermedad que a simple vista puede no verse. No se imaginan lo incapacitantes que es, y te cansas de explicarlo una y otra vez".
Ahora, con 40 años recién cumplidos, y tras un año de baja laboral "el tribunal médico ha decidido que tengo que incorporarme con una mascarilla. Volver es como ir directa al suicidio. Me va a empeora más la situación", manifiesta, a la espera de una rectificación.
Mientras tanto, trabaja en aceptar que convivirá con esta enfermedad limitante el resto de su vida. Y no duda en enviar un mensaje a los más jóvenes: "Mi caso es raro. La mayoría de los pacientes tienen EPOC por fumar. Dejar el tabaco es el primer paso para evitarlo, tanto para uno mismo como para quienes inhalan el humo a su alrededor", concluye.
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