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El preso que mató a una cocinera en Tarragona cumplía condena por asesinar a una prostituta en 2016

El preso de la cárcel de Tarragona que mató a una cocinera antes de suicidarse estaba cumpliendo una pena de 11 años por matar a puñaladas a una prostituta en abril de 2016.

I.S.O, de nacionalidad rumana, fue declarado culpable en 2018 por jurado popular de matar con un cuchillo de cocina a una mujer de la misma nacionalidad de 47 años, que se dedicaba a la prostitución. Un homicidio que tiene rasgos similares al crimen de este miércoles, en el que apuñaló con un cuchillo de cocina a Nuria, una cocinera de 48 años que trabajaba en la cárcel Mas d'Enric (Tarragona), según informa Marina Pérez.

El hombre vivía en el municipio catalán de Valls (Tarragona) en 2015, cuando contactó con una mujer rumana por internet, donde ofrecía sus servicios. Así empezó una serie de encuentros sexuales concertados entre la prostituta e I.S.O, quien acabó enamorándose de ella como consecuencia de los múltiples encuentros.

Discusión en el interior del domicilio

El 24 de abril de 2016, el hombre volvió a contactar con la mujer y contrató sus servicios desde la tarde del sábado hasta el lunes por la mañana. Una vez en su domicilio, la mujer envió cuatro mensajes de WhatsApp a una tercera persona con el siguiente contenido: “es un miserable”, “me ha amenazado”, “no hagas nada”, “que me tiene en casa”, “el lunes vengo en auto”.

Sobre las 01:30 y las 02:40 horas, el acusado y la prostituta empezaron una discusión entre ambos "como consecuencia de que éste quería ver su móvil. En un momento dado, I.S se levantó y se dirigió a la cocina para "coger un cuchillo de cocina de mango marrón, con una hoja de 15'5 centímetros de longitud".

Posteriormente, volvió al comedor donde, "de forma rápida y sorpresiva", se abalanzó contra V., provocando que ésta cayera al suelo del comedor. El hombre "la golpeó con el cuchillo, dirigiendo sus embestidas hacia el cuello de ella, llegando a degollarla como consecuencias de las continuas cuchilladas proferidas".

Unos hechos que el jurado dio por probados, por lo que el hombre fue condenado a 11 años de cárcel, que, en principio, se liquidaban en abril de 2027.

Hacía labores comunitarias en prisión desde 2018 sin incidencias

Según fuentes próximas al caso, el preso no se había visto involucrado desde que trabajaba en la cocina en ningún incidente ni se había mostrado conflictivo, por lo que se le mantenía el itinerario para la reinserción con trabajos comunitarios.

De hecho, estos trabajos comunitarios, que dan cierta libertad de movimientos al preso en la cárcel, no están vinculados al delito por el que fueron condenados, hasta el punto que un porcentaje muy elevado de los internos que ejercen este tipo de labores en el centro de reinserción cometieron delitos violentos, según las fuentes.

Por el momento, no consta que el preso, que según estas fuentes no sufría ninguna patología mental, hubiese asediado a la cocinera a la que ayer supuestamente mató con arma blanca para posteriormente suicidarse.

En su evolución en la cárcel no constaba tampoco ningún comportamiento previo que hiciera pensar que pudiera tener una reacción violenta, según las fuentes.

En cualquier caso, aseguran la fuentes consultadas, Instituciones Penitenciarias de la Generalitat ha abierto una información reservada para comprobar si en el proceso para permitir que este interno hiciera labores comunitarias en la cocina se produjo algún error de valoración.

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