El arte corre por las venas de Adrià Codina, un joven de 23 años de Lleida que atesora hasta 2.500 piezas en su faceta como coleccionista, que le viene de familia al ser descendente del pintor Ramon Casas i Carbó, uno de los máximos exponentes del Modernismo.

Su edad no ha sido un obstáculo para hacerse un hueco en un mundo artístico que le han inculcado desde pequeño. "He tenido la suerte de vivir en una familia rodeada de arte. Lo que me han enseñado mis abuelos ha pasado a ser mi día a día".

Adrià vive para el arte y cuenta con una colección personal centrada en la época de la pintura modernista, con obras de finales del siglo XIX y principios de XX, en gran parte influenciado por Ramon Casas y su interés por los artistas que le rodeaban. "Barcelona fue el epicentro del Modernismo a nivel internacional con Antoni Gaudí y pintores. Es como el hilo principal de la colección".

Sin embargo, su fondo artístico tiene una vertiente mediática, que poco tiene que ver con la mayoría de su colección. "Tuve la oportunidad en septiembre del año pasado de ir a la galería Sotheby's en Londres y adquirir cinco trajes originales que Freddie Mercury llevó en el escenario. Es algo que nunca hubiera pensado que iba a conseguir.".

Unas nuevas reliquias que han sido un punto de inflexión en su colección, después de vivir en primera persona la subasta que más ilusión le ha hecho. "Tenía asumido que batiría récords. Ha sido la más visitada de la historia, con millones de personas interesadas. Solo hubo 200 plazas para poder pujar en la subasta. Después de mandar más de 100 correos electrónicos, consiguió ser uno de ellos".

De este modo, Adrià vivió en primera persona cómo se subastaban las pertenencias del artista, que anteriormente estaban en el Garden Lodge, la casa de Freddie Mercury en Londres.

"Ahora he ido adquiriendo otras cosas personales del artista como el pañuelo personal que tenía en su bar u otros objetos que le dan contexto y ayudan a entender la trayectoria del artista", recuerda el historiador de arte de 23 años, quien también tiene una colección de camisetas y acumula tantas piezas que a veces olvida que forman parte de su colección.

"Tengo tantas que cuando abro la carpeta o cajón encuentro dibujos, ilustraciones o cuadros que no me acordaba que tenía. Están referenciados y en la base de datos, pero no los veo a diario porque no tengo tantas paredes como para colgarlos", admite Adrià.

Uno de sus grandes sueños es abrir un museo privado. "Pondré las piezas que estoy adquiriendo para no venderlas nunca. Quiero que formen parte de mi colección", explica sobre un objetivo con el que quiere compartir con el público su amor al arte. "Me gusta mucho que puedan disfrutar como yo disfruto del patrimonio que tengo".

Otro de sus deseos es adquirir el óleo 'La Cochera de Moià’, de Ramon Casas. "Es de las mejores piezas que se hicieron a principios de siglo. Muestra como pasa la tradición a la modernidad con los avances tecnológicos. Es importante porque dentro del archivo fotográfico del pintor, que yo mismo gestiono, encontramos las fotografías asociadas a la producción del cuadro".

Una colección que evoluciona a diario, del mismo modo que Adrià. "Estoy creciendo muy rápido, eso también me da una seguridad de que voy a poder seguir la línea actual y seguir invirtiendo. Veo en un plazo corto poder materializar estos proyectos. Quiero piezas que escondan algo y pueda exprimirla para mostrarle al público su historia".

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