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Un experto analiza los mensajes ocultos de la comparecencia de Pedro Sánchez: "Está desencajado"

Y finalmente no dimitió. Después de cinco días de agonía en los que la ciudadanía ansiaba conocer su decisión final, Pedro Sánchez ha comparecido a las 11:00 horas de la mañana de este lunes, una hora antes de lo previsto, para hacerlo oficial. 8 minutos y 33 segundos de intervención en los que el mensaje político está claro: decide seguir en el cargo. Pero, ¿qué pasa con el contenido formal de su discurso? Desde la web de Informativos Telecinco hemos contado con la ayuda de Julio García Gómez, experto en comunicación de crisis, para desentrañar los mensajes ocultos de un discurso que marca un antes y un después en nuestra historia política.

Según se han abierto las puertas del Palacio de La Moncloa y Sánchez ha entrado en escena para colocarse delante del micrófono, la palabra con la que el analista definiría su aspecto es la de "desencajado". Su rostro, "muy cansado", evidenciaba el nivel de agotamiento al que se habrá enfrentado en estos días en los que ha permanecido recluido en la residencia presidencial junto a su mujer, Begoña Gómez, y sus hijas. Sin embargo, no ha sido hasta que ha empezado a hablar cuando su estado de nerviosismo se ha confirmado.

Un arranque en el que la "fatiga" es evidente

El hecho de que se haya equivocado al decir "buenas tardes" en lugar de "buenos días", lo propio para la hora en la que se ha producido su intervención, es una prueba de la "tensión" en la que se encontraba justo antes de dirigirse a la ciudadanía. Un error al que ha seguido un discurso que empezaba "con mucha frialdad", con marcados "suspiros en los puntos" que, "además de servirle para coger aire entre frase y frase", también le permitían "mantener la firmeza" que precisaba una declaración como esta.

"Ha mirado demasiado el papel para darse fortaleza", nos apunta García Gómez. Y según iban avanzando los minutos, "ha ido entrando en calor". "El mensaje está bien articulado desde el análisis de comunicación verbal y gestual. En lo no verbal, le vemos muy medido, con un exceso de movimiento de manos que puede desviar la atención a su rostro", nos explica el experto. Pero donde más se ha atisbado su "fatiga" ha sido en el tono de voz, "tenue por una posible falta de descanso".

La estrategia detrás de su tono de voz

En el momento cumbre de su intervención, ese en el que resolvía dudas y confirmaba si dimitía o no, Pedro Sánchez ha recurrido a "un tono sosegado". Detrás de esta decisión, la de no enfatizar, podría estar la búsqueda de aportar serenidad a sus palabras, algo que ha variado cuando ha asegurado que continúa "con más fuerza" que antes, donde se le ha podido apreciar un mayor nivel de firmeza.

En el tramo posterior a comunicarlo, el presidente del Gobierno ha recurrido a un clásico en comunicación política: "esbozar una media sonrisa para persuadir al espectador". De hecho, nuestro experto compara su gestualidad con la de "un presentador de informativos" o con "un profesor universitario" por sus "hombros equilibrados y su mirada directa" hacia el objetivo de la cámara. Para concluir, el líder socialista ha expresado "un gracias con poca fuerza". "Debería haber acabado en tono alto, sin perder fuelle, porque va de más a menos", recomienda Julio García Gómez.

Desde su punto de vista, "ha sido una comparecencia sosegada, en tono medio, sin grandes fortalezas en la voz, con regularidad en gestos y voz". Como experto en comunicación de crisis, considera que "debería haber utilizado más registros de voz, más subidas y bajadas de volumen para dar más fuerza al mensaje", pero también valora positivamente que "hay silencios provocados estratégicos entre párrafos para centrar la atención de los espectadores".

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