Pocos españoles conocen Omoda, pero la nueva marca de coches creada por el grupo chino Chery es la gran esperanza de los miles de antiguos trabajadores de Nissan en Barcelona que siguen esperando un empleo en la antigua planta de la Zona Franca.

La mayoría de ellos cobrarán esta semana su última prestación por desempleo, tras agotar el plazo máximo de dos años de subsidio al que tenían derecho después del cierre de la planta a finales de 2021. Llevan tiempo buscando una propuesta que garantice sus puestos de trabajo, y el acuerdo firmado en abril, por el que Chevy fabricará unos 50.000 vehículos en la antigua planta, es el que ofrece más garantías. Fuentes sindicales afirman que esperan tener un contrato definitivo a finales de enero y que ya hay sitio para ellos en la planta.

La reindustrialización de la planta de Nissan ha sido lenta y aún hay dudas sobre su futuro: Silence, un fabricante de motocicletas eléctricas controlado por Acciona, ha contratado a 100 personas, y Hub Factory, una joint venture entre la empresa de ingeniería QEV y Btech que opera en la antigua línea de montaje, ha contratado a otras 130 personas. Estas cifras quedan lejos de los 700 nuevos empleados previstos hasta 2023, y dejan en el aire a unos 1.000 antiguos trabajadores del grupo automovilístico chino, el cual se negó a cobrar el máximo de indemnización que proponía el fabricante japonés.

Ante la ralentización de todas las inversiones y la escasez de puestos de trabajo, los sindicatos han recibido el compromiso de las dos empresas de ingeniería y de las administraciones de que, ante la previsión de que se agoten las subvenciones, al menos 606 trabajadores iniciaran su vinculación laboral mediante contratos de formación profesional a partir del 1 de febrero: 330 en el marco del programa de Formación Profesional dual y 279 en el del programa de aprendizaje del Consorcio para la Formación Continua de Cataluña. Se les garantizará un salario bruto de 1.575 euros al mes durante un máximo de ocho meses.

Si surge antes la necesidad de mano de obra, estos contratos podrán renegociarse a un importe un 20% superior al del convenio del metal, es decir, unos 2.000 euros. En cualquier caso, octubre es el último mes en el que se podrán beneficiar de este tipo de contrato: a partir de ese momento, habrá que encontrar otras soluciones para los trabajadores, a los que se ofrecerán nuevos empleos en función de su edad y antigüedad en Nissan.

Tanto Btech, que pretende montar sus vehículos Ebro usando las plataformas de los vehículos Nissan ensambladas en la capital catalana, como QEV, que dará comienzo a la producción de sus furgonetas eléctricas Zeroid, han comunicado a los sindicatos que todavía es prematuro para ellas asumir una carga de trabajo que aclare el futuro de los mil trabajadores pendientes, por lo que Chery se ha convertido en una pieza capital.

El grupo, que se ha reunido con las administraciones catalanas, ha planteado en varias ocasiones la posibilidad de montar fábricas propias en Europa; una en Reino Unido para vehículos con el volante en la derecha y otra para el volante a la izquierda, según señaló la semana pasada el responsable en Reino Unido de Chery, Victor Zhang, a Financial Times.

Por ahora, sin embargo, Chery, que llegará a la Zona Franca a través de Btech, está preparada para empezar a vender coches en Europa, para lo que ya ha enviado el primer lote de sus vehículos a Barcelona, que se convertirá en el puerto de entrada para las exportaciones.

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