El futbolista del Barcelona no permitió que los Robben, Sneijder y Van Persie, este último desaparecido, pisaran su zona y los echó a la banda derecha. Allí se encargaban Zabaleta y Demichelis en tapar, precisamente a quienes más buscó 'el jefecito' después con la pelota, y sobre todo Biglia para recuperar.
Sólo Robben fue capaz de pisar el área. Sneijder y Van Persie no comparecieron ante Romero pues tenían a Mascherano delante y les era más fácil rodearle que sortearle. Se escoraban hacia la izquierda y allí estaban los perros de presa con quien los quería encerrar. Mención especial al escudero Biglia que fue el único en recuperar más balones que el propio Mascherano.
La defensa perfecta
Su trabajo defensivo fue impecable. No cometió faltas en todo el partido. Y eso que recibió un golpe en la cabeza de Georginio, totalmente fortuito, en el minuto 27 que lo dejó KO. Tanto fue así que incluso en Twitter apareció el hashtag #NoMasche al creer muchos hinchas argentinos que se había lesionado. Pero se levantó y siguió mandando desde el centro del campo con continuas ayudas a la defensa.
En la zaga Mascherano completó cuatro entradas, una en cada zona del campo, donde no cometió faltas, tuvo que rechazar un balón en su área pequeña así como dos despejes, uno de ellos junto a su portero, y tres intercepciones en los pases de los holandeses. Pero es en el capítulo de las recuperaciones donde el argentino se salió. Nueve robos de balón repartidos en cuatro en cada parte de los noventa reglamentarios y uno en la segunda mitad de la prórroga.
Recuperó más balones que cualquiera de sus defensas, sólo Demichelis pudo empatarle, aunque le superó su compañero en el centro Lucas Biglia (10).
Con el balón en los pies
Con ese escudero en el centro del campo y esos pitbulls defensivos, Mascherano también pudo dedicarse a mover el balón. Preferentemente con pases en su campo para dormir el partido pues tanto Argentina como Holanda tenían más miedo a pegar que de que les pegaran.
Allí el jefecito se movió con soltura. Fue a quien más buscaron sus compañeros, Garay y Demichelis le dieron 24 y 16 pases. Por su parte él también tuvo en los dos defensas a sus objetivos favoritos a los que se sumó Zabaleta. Soltó 45 pases a los tres repartiros en 15 centros a cada uno que llegaron con éxito.
En total, Mascherano completó 72 pases efectivos (32 en la primera mitad, 24 en la segunda y 8 en cada parte de la prórroga). Sólo erró 14 centros en todo el partido y no perdió ni un solo balón si bien sólo intentó un regate en el uno contra uno que le salió bien.
Un encuentro que quizá los aficionados recuerden por sus pocas ocasiones de gol o por la poca pegada de los equipos. Pero de eso no sólo tuvo la culpa la pólvora mojada de los delanteros sino también, y de qué manera, el trabajo y el oficio de Mascherano y sus secuaces.