Los superhéroes existen y el nuestro tiene cabeza de mujer y piernas de robot, es profesora de primaria de día y atleta olímpica de noche. Aunque un accidente de coche le cambió la vida con 25 años, lejos de frenarla, le dio alas para correr hasta llegar a convertirse en la quinta mejor marca de los 400 metros lisos de juegos olímpicos de Río de Janeiro. Su armadura es el baile y cada día intenta transmitir su poder. Prefiere no tener dos pies y sabe dónde está, que tenerlos y estar perdida.