El automóvil conectado es ya una realidad. La transformación digital de la conducción es un hecho que en un futuro más cercano que próximo va a cambiar por completo la forma que tenemos de manejar el vehículo y entender nuestra relación con ellos, la ciudad y la carretera.
En efecto, la implementación de la tecnología 5G y la inteligencia artificial tienen mucho que ver en este cambio de paradigmas que han digitalizado la sociedad definitivamente. Estas tecnologías y redes inteligentes van a conectar el coche con los propios sistemas internos y a todos los sistemas externos relacionados con la circulación y la movilidad.
Y es que la anterior conexión se realizará tanto con el resto de vehículos como, por ejemplo, con los semáforos, logrando una seguridad sin precedentes que generará una movilidad interconectada en tiempo real, con infinitas posibilidades y servicios ilimitados.
La conectividad entre vehículos va camino de convertirse en el elemento más importante del vehículo y de la seguridad de conductores, viajeros y ciudadanos. Pero, además, contribuye a la interconexión de la ciudad y de la carretera, propiciando un mayor dinamismo y una mayor eficiencia en las relaciones diarias y una mayor sostenibilidad medioambiental.
Para el desarrollo definitivo de los vehículos conectados se tienen que superar unas barreras legales relacionadas con la privacidad, la normativa o la seguridad. Uno de los debates a tener en cuenta es el del 5G. Actualmente, no hay consenso entre países sobre qué tecnología utilizar para los vehículos conectados. Muchos Estados defienden el wifi mientras que otros apuestan por el 5G.
Una vez tomada la decisión, cada país deberá desarrollar una legislación específica que regule el traspaso de información entre vehículos y su almacenamiento.