Basta su nombre. Decir Valentino Rossi y surgir una ecuación natural con MotoGP. Porque el piloto de Tavullia se ha convertido en uno de los pivotes esenciales del Campeonato del Mundo. Ya desde los primeros años, Valentino introdujo en las competiciones un estilo, una filosofía, una forma de ser previamente desconocidas, algo que sólo pueden hacer las grandes personalidades.
Rossi ha sido capaz de ganar con todas las motos que ha pilotado en su larga carrera (a excepción de esa Ducati que le dejó varias veces a las puertas) repitiendo siempre el mismo enfoque: una primera temporada de debutante por encima de las expectativas anteriores, para tomar las medidas a la categoría, y a continuación, el segundo año de protagonista, gestionado con determinación para ganar el título.
Así llegaron los primeros tres títulos mundiales de 125cc, 250cc y 500cc, todos en su segunda temporada, tras un "aprendizaje" teñido siempre de su toque maestro. Con la llegada de MotoGP en 2002, el campeón de Tavullia volvió a ganar, y lo haría también a continuación bajo los tres cambios de cilindrada en los que fue evolucionando la categoría y también al cambiar de marca, como en 2004, su primer año en Yamaha.
El éxito logrado en Misano hace dos semanas le permite hacer una nueva muesca en los anales del campeonato. Valentino ha superado ahora el hito de los 5.000 puntos en su carrera, convirtiéndose en el piloto en activo más exitoso no sólo en MotoGP, sino en todas las categorías. El nombre de Rossi se destaca entre otras grandes figuras del campeonato, pero, además, con al menos dos años de actividad por delante, sus registros pueden elevarse a cotas difícilmente alcanzables.
Desde la primera victoria en Brno, en 1996, en la categoría de125cc, han pasado más de 18 años. Toda una generación. De triunfos, de adelantamiento y de espectáculo que gracias a este motociclista tan especial ya forman parte de la memoria colectiva de los aficionados.
La ‘fórmula Rossi’ no se conoce exactamente, sólo se sabe que lleva dosis generosas de adrenalina, sacrificio y pasión pura, y que el talento y la ambición son ingredientes presentes a partes iguales. Todo concentrado en una persona de 35 años que ha dedicado buena parte de su vida a las dos ruedas y que ha subido a lo más alto del podio en todos los circuitos del mundo.
Las estadísticas dicen que han pasado 18 años. Viéndole en Misano, con la visera apenas alzada tras cruzar la línea de meta, viéndole celebrar el éxito en el ‘parc fermé’ con sus amigos de toda la vida, parece que fue ayer. Y cuando se le ve en el podio, después de hacer un brindis ante una multitud eufórica que corea su nombre, parece despedirse diciendo: "...y esto no ha terminado aquí!".
Por último, la victoria de Rossi en Misano también le convirtió en el décimo piloto más veterano de todos los tiempos en ganar un Gran Premio en la categoría reina.