El invierno de un campeón, por Nico Terol
Nico Terol (piloto Mapfre Aspar Team)
05/04/201212:57 h.Ahora los aficionados me reconocen mucho más por la calle, la gente me detiene para felicitarme, me piden autógrafos y fotografías. Supongo que es completamente normal, pero me cuesta aceptar que la gente me mire, hay situaciones en las que me encantaría pasar desapercibido, pero es el precio que estoy pagando por ser Campeón del Mundo, y tan a gusto, ojalá todos los años me viera en la misma situación, al final acabaría acostumbrándome, seguro.
Desde aquel seis de noviembre, en Valencia, me ha cambiado bastante la vida, lo he notado sobre todo porque el invierno se ha esfumado volando. Los dos meses post-título me dejaron prácticamente sin aire, era como una marioneta recibiendo un premio tras otro, con multitud de compromisos con el equipo, los medios de comunicación, los patrocinadores, etc. Al principio vivía en una burbuja, por momentos notaba bajones y cierto agobio, pero pensaba en el título y enseguida me cambiaba la cara, y el humor. Hasta navidad, sólo hubo un día que realmente pude festejar el título, fue justo el sábado después del Gran Premio de la Comunidad Valenciana. Invité a todos mis amigos a cenar en Alcoy, no dejamos de reírnos en toda la noche.
El domingo, después de la carrera, me llovían las entrevistas, estaba en una nube y recuerdo que por la tarde tenía que recibir una llamada de S.M. el Rey Don Juan Carlos, pero se retrasó un poco, comencé a prepararme para la gala de entrega de trofeos y en la ducha no escuché el teléfono, aquella fue una anécdota simpática, me quedé con las ganas de hablar con una de las personas más relevantes de nuestro país, espero poder hacerlo algún día. Guardo otro dato importante en el capítulo de anécdotas, al poco de proclamarme Campeón del Mundo me comunicaron que el Circuito Ricardo Tormo llevará una curva con mi nombre ¡menudo honor! bautizar un ángulo de la pista en la que me he criado, con mi busto y todo. . . sólo imaginarlo ya me pone la piel de gallina.
Entre galas, premios, fotos y viajes llegaron las navidades, todo un lujo. Por fin pude disfrutar de mi familia, me pasé todos los días desde Nochebuena hasta Nochevieja junto a ellos. El día de Navidad me ofrecieron un homenaje, una tarta de Campeón del Mundo con una foto mía de acción. Custodiados por la chimenea, hojeamos también el libro de fotos conmemorativo del equipo y comentamos las mejores instantáneas, evocamos momentos muy entrañables.
He de reconocer que en el periodo vacacional me desinflé, Nico Terol piloto puso el contador a cero, y sólo hubo tiempo para Nico Terol persona. Una vez cumplidos los compromisos y tras disfrutar junto a mi familia, era momento de darme un buen capricho, así que para el final del año propuse un viaje a Andorra con mis amigos. No había esquiado en mi vida y me encantó, no tenía ninguna duda de que así sería porque soy un tío cien por cien de montaña. Me gustó tanto que esquié hasta el primero de enero desde la apertura de pistas. El aire puro de la montaña me sirvió para recargar pilas.
Ah por cierto, también me di otro capricho, me compré una moto para poder entrenar supermotard, la niña de mis ojos, la he preparado con el mejor material y ya casi le he dado la vuelta al cuentakilómetros con todo el rodaje de este invierno. Pasadas las navidades volví a mi rutina de entrenamientos, también retomé los compromisos con el equipo y por supuesto volví a los circuitos. En mis ratos libres me he dedicado a ofrecer cenas y comidas a todos mis amigos, familia, allegados. . .
Toda esa gente que ha saboreado este título casi tanto como yo. Ahora, en la sala de trofeos de mi casa, hay una medalla que brilla mucho más que los demás galardones, un metal redondo que contiene el sueño de toda una vida, que me ha costado muchos sacrificios pero que ilumina mi cara cada vez que la pienso. Ahora es momento de llevar esa medalla en el corazón y seguir trabajando para que lleguen muchas más, es momento de concentrarse ya para el Gran Premio de Catar, que comienza mañana mismo'.