Era sábado y, según cuenta Tamara, “los sábado mami no se arregla para comer”. Isabel Preysler avisó a Tamara y a Ana que ese día tendrían a un invitado para almorzar, un amigo. Pero cuando Tamara vio a su madre tan arreglada, con tacones, pantalones negros apretados y bien peinada, poco lo dudó: “Le dije a Ana que a mami le gustaba Mario, que aquí hay tomate”. A las pocas semanas llegó la confirmación.