Así nos lo cuenta Tamara, fiel a su sentido del humor y a su inocencia. Relata lo gamberro que era su hermano Enrique cuando eran pequeños (y alguna que otra pelea de niños) y cuando éste comenzó a cantar canciones de amor, Tamara se desesperaba: “Mis amigas estaban locas con él y yo gritaba ‘¡mentira, es todo mentira, España. Es un gamberro absoluto!”