Para Aurora no fue tan sorprendente como para Revilla el supestamente escaso menú de la boda real. Según Aurora, lo que le pasa al presidente cántabro es que "está acostumbrado a las bodas de pueblo de Cantabria" además de ser "un hombre de posguerra". Además, añade que, según sus observaciones la "gente rica" come poco y han instaurado la moda de poner nombres peculiares a la comida de toda la vida.