Los inicios en el fútbol de élite de Joaquín comenzaron en una edad en la que la fiesta le llamaba por todos lados. En más de una ocasión el futbolista salió a disfrutar de la noche a escondidas del club. Durante una de esas fiestas, en casa de su compañero de equipo Benjamín Zarandona, el por entonces presidente Manuel Ruiz de Lopera se presentó para leer la cartilla a los jugadores, uno a uno.