Cuando Niña Pastori se mudó a Madrid su vida dio un giro radical. Ella era aún muy jovencita y no estaba acostumbrada a algunas cosas, entre ellas, a dormir sola. Pero lo más llamativo es cuando confiesa que estuvo a punto de irse de un restaurante sin pagar: “Yo no estaba acostumbrada a pagar porque me lo pagaban todo mis padres siempre”. Ella no cayó, se pidió de comer y cuando terminó se levantó y se dirigió a la puerta. El camarero tuvo que llamarle la atención y ella pasó el mayor apuro de su vida.