Míchel fue uno de los ídolos del fútbol de los años 80, donde los jugadores vendían “camisetas interiores” como él mismo asegura y el deporte no tenía la repercusión en marketing que tiene hoy en día. Por eso, a su juicio, el Balón de Oro se decide con injusticias basadas en una parte comercial, “ahora se trata de vender, un jugador tiene que ser bueno y vender camisetas”, asegura.