La boda de Lolita es uno de los momentos irrepetibles de la historia del corazón de nuestro país. La cantante y actriz ha vuelto a la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, en Marbella, la parroquia en la que vivió un momento que jamás olvidaría. El que tenía que ser el día más feliz y dulce de su vida se convirtió en un auténtico infierno de gente en el que una marabunta de curiosos hizo que Lolita sintiera que aquello era "un infierno": "Tuve que casarme en la sacristía, no pude llegar al altar de la cantidad de gente que había".