Edmundo Arrocet se sinceró con Bertín Osborne y le contó la parte menos amable del mundo del espectáculo. Ambos coinciden en que a pesar de ser la suya una profesión que tiene “unas enormes ventajas” también tiene ciertas “carencias afectivas y anímicas”. Edmundo recordó una etapa de su vida en la que tuvo que vivir 3 meses en Australia, sin poder salir casi del hotel y trabajando solo “sábados y domingos”. No poder hacer nada el resto de los días era un motivo de tristeza para Arrocet, que admite haber “llorado en los baños del hotel o los del aeropuerto”.