Algunos actores conservan sus grandes premios en los lugares más disparatos. Javier Cámara recuerda que Tim Robbins los guarda en su lavabo. Él no apuesta por tanta extravagancia y los guarda sobre la chimenea. El primero lo tuvo encima del piano, pero "como Goya tiene un poco cara de Beethoven”, harto de que la gente se confundiera, decidió cambiarlos de sitio.