Boris se ha emocionado al recordar los problemas que tenía y, que sigue arrastrando, con la dislexia. “No sabía atarme los cordones hasta los 9 años. Tardé muchísimos años en leer porque no podía poner en orden las cosas”, cuenta. “Mi mamá hacía conmigo ejercicios para ayudarme. Hacíamos ejercicios de cerrar un círculo… y nunca los conseguimos cerrar, eso era atroz para mí, y para ella también”, relataba sin poder contener las lágrimas.