Raphael presentaba un estado de salud muy grave aunque consiguió recuperarse gracias a un hígado que le transplantaron. Toda su familia estaba en el hospital aunque los médicos solo dejaron pasar a una persona. Entre su mujer, su hija y su hijo fue este último el que entró en la sala y Raphael reconoce que en el momento en el que abrió lo ojos se dio cuenta de que era lo más bonito.