Detrás de un gran hombre no siempre hay una gran mujer; lo que hay es una gran historia. Perturbadora, surrealista, ideal, cuerda o loca. Pero una historia. Gracias a ‘Mi casa es la tuya’, hoy conocemos una fracción más de la de Antonio Orozco. Un relato mínimo al que queremos dar enfoque porque le relaciona con las grandes mentes del pasado. Y eso mola.
El cantante confesó entre risas que su madre solía vestirle con ropa de niña, ponerle coleta y llamarle ‘Manuela’. Un gracioso recuerdo de la infancia que, para escritores como los que aquí citamos, fue mucho más oscuro y desestabilizante. Como todo lo de Antes.
Rainer Marie Rilke sustituía a su hermana muerta (yuyu)
La poesía de Rilke es mundialmente conocida (o debería). Y su niñez también. No es verificable – en el siglo XIX no había móviles con los que grabarlo todo- pero siempre se ha dicho que su madre sufría una gran depresión por haber perdido a su hija. Ilusionada por haberse quedado embarazada de nuevo, se llevó una gran decepción al ver que Rilke era Rilke: es decir, un varón y no una niña. Además de ponerle un nombre femenino detrás del suyo (Marie), la triste madre decidió vestirle y tratarle como a una chica durante los primeros 6 años de su vida.
(Rilke, 1878)
La madre de Oscar Wilde era una fashion victim
Cuando alguien le pregunta a una mujer que qué es lo que prefiere, si tener un niño o una niña, un montón de vestiditos, lazos, volantes y complementos suelen inclinar la balanza a favor de las niñas. No sólo queremos tenerlas; también queremos vestirlas a nuestra imagen y semejanza (como mamá Dios y su pequeña Eva). Esto es justo lo que le pasó a la madre de Oscar Wilde –brillantísimo escritor irlandés-. Era una estrafalaria fascinada por las joyas y las plumas que, frustrada por no poder compartir su afición con una hija, hizo la vista gorda (pero muy gorda) y la compartió con su hijo.
(Oscar Wilde)
Hemingway, vestido de niña y obligado a estudiar danza
Si de algo debemos de estar orgullosos es de que un escritor como Hemingway se enamorara de España. Su familia siempre se ha descrito como un núcleo lleno de fobias, filias y ambigüedad sexual; cosa que hoy, a nosotros, nos parece algo común pero que, para un niño nacido a finales de 1800, pudo ser un impacto que marcó su personalidad. Al igual que la de Wilde, la madre de Ernest esperaba una niña y, lejos de aceptar la realidad, también fingió que su deseo se había cumplido, vistió a su hijo con volantes, le obligó a acudir a clases de danza y a ser una copia estética de su hermana Marceline, su “gemelita”.
Luego, él se hizo pescador.
(Hemingway, 1905)
Lovecraft, el niño de los bucles de oro
Añadimos a nuestra lista a Lovecraft, el clásico autor de cuentos de terror. En la biografía escrita por Lyon Sprague de Camp se explica cómo su madre, que lo tenía todo preparado para educar a su hija, también se quedó turbada al ver que nacía un varón. Por eso, buscaba resaltar los rasgos femeninos de su pequeño, haciéndole rizos en el pelo como los que ahora se han vuelto a poner en boga. Y luego nos extraña que le diera por escribir historias de miedo.
(Lovecraft)
No. En serio. Debemos tener en cuenta que, antiguamente, no había tanta diferencia entre la vestimenta de un niño y una niña –sobre todo en eventos concretos, como los bautizos-. No había urban style, ni boho chic ni moda infantil en general. En el caso de Orozco sí que había opciones pero, tal y como él lo cuenta, su cambio de look transitorio no fue más que una anécdota. Lo curioso es saber que, de esta infancia en común salieron verdaderos amantes del arte en sus distintas modalidades. Puede que sus madres despertaran en ellos una sensibilidad especial, una visión dual del mundo y de la vida o una angustia creativa y voraz. Y eso, siempre es bueno.