Ainhoa Arteta ha pasado unos de los años más complicados de su vida. Tras superar el Covid, la soprano estuvo a punto de morir por culpa de una grave infección: "Casi me muero, aunque yo no me enteré prácticamente hasta después", ha contado en 'Mi casa es la tuya' al recordar que sufrió una "una sepsis", provocada por un "cólico nefrítico que se complicó y que le provocó "un fallo multiorgánico".
La soprano le ha contado a Bertín Osborne cómo estuvo a punto de no llegar ni al hospital: "Me tuvieron que trasladar en helicóptero y casi no llego". Ya en el Hospital sevillano Virgen del Rocío, los médicos tuvieron que tomar una decisión complicada: "Me indujeron un coma y estuve así seis días. Cuando salí del coma, me enteré de que me daban tres horas de vida porque no reaccionaba ya a ningún medicamento".
Ante la extrema gravedad de su estado de salud, los médicos tomaron una decisión que también podía matarla inmediatamente: "Solo me quedaba la penicilina, a la que yo era alérgica desde pequeña. Los médicos decidieron probar porque no había más solución y la penicilina me dio una alergia cutánea, pero me salvó", ha contado.
"Desde ese día yo celebro la vida, por muchas cosas que me pasen", le ha contado la soprano a Bertín Osborne. Pero Ainhoa Arteta todavía tendría que superar un nuevo bache: quedarse sin voz después de una operación.
"Tuvieron que operarme y tengo varios injertos y amputaciones. A raíz de una de las intubaciones se me cerró un ganglio de la cuerda derecha y me quedé sin voz, sin poder hablar ni cantar. En noviembre me operaron a cuerda abierta y todo salió bien", ha explicado la soprano que todavía se encuentra en fase de recuperación.