Sergio González tenía un as guardado bajo la manda para intentar conquistar a las madres. Se cambió el traje por un vaquero y una camisa florida, cogió un micro y cantó uno de sus éxitos que canta con la orquesta del pueblo: ‘Despacito, despacito’. Y para terminar, junto a una de las madres que mantenía el atril encendido y a propuesta de Jesús Vázquez, cantaron y bailaron otros de sus éxitos.