Carlos hizo un trato a Chamal, el terrorista detenido, y aunque en un principio no accedió, tras las torturas sometidas en la cárcel turca en la que se encontraba, pidió pactar. Él quería que le sacaran de allí y sacaran a sus sobrinos de la zona de peligro, pero para eso debía dar algo a cambio, algo importante: primero señaló a Samir como el cabecilla de la célula terrorista, una información poco valiosa que compensó con un dato inesperado. Los atentados no serían en Marsella y Mallorca, el objetivo era otro mayor: destruir Madrid.