Ni la poesía de Antonio Orozco, ni la apuesta de Malú, que tan sólo ha tardado unos segundos en darse la vuelta, ni los ruegos de Rosario. María, aunque se sentía abrumada por poder elegir entre los cuatro coches, no lo ha dudado ni un momento después de escuchar sus alegatos y se ha ido con David Bisbal. Malú no daba crédito a su decisión.