No hay duda de que el hecho de ser invidente jamás le ha supuesto a Ruiman un obstáculo para consagrar su vida a la música, por la que se siente “elegido”. Además de cantar, toca el piano, la guitarra, el bajo, el acordeón y hasta el timple canario. Ahora, este vendedor de cupones de Tenerife ha encontrado en la voz su “oportunidad de oro”.