Cansada de zumitos y cremitas, Terelu le pidió a su amiga que le trajera un poquito de pavo y queso fresco para calmar su ansiedad. Una idea que no le contó a Carmen quién la pilló con las manos en la masa y se enfadó muchísimo. “Media loncha de pavo no se va a notar en el peso”, aseguraba una Terelu que no podía dejar de saborear el pavo y que no aguantaba ni un minuto más sin tomar algo sólido.