Antonio sigue sin aceptar la condición sexual de su hija y, por si fuera poco para él, ahora tiene como novio a Teodoro. “Yo no puedo meterme en su vida pero él si puede meterme un paleto de pueblo en mi cama”, decía el mayorista a Berta que intentaba tranquilizarle. Además, Teodoro ya se considera de la familia y se permite el lujo de dar consejos a Antonio sobre su negocio. “El ‘vende tuercas’ se ha colado en mi familia por la puerta de atrás, nunca mejor dicho”, sentencia el Recio.