Para darle un cambio a su vida, Judith ha aceptado un nuevo trabajo: ayudar a presos con el permiso condicional a reinsertarse en la sociedad. A la psicóloga le han temblado las piernas al ver a sus nuevos pacientes: un tipo que apuñaló a su abuela, otro que mató a su vecino, otro acusado de trata de blancas y un atracador de bancos.