El Cuqui se toma muy en serio su nuevo trabajo de guardaespaldas de Enrique Pastor. Le tiene que proteger de unos ancianos que le piden que vuelva a abrir su centro de la tercera edad. Los jubiletas se reúnen casi todos los días en la puerta de la urbanización para esperarle e increparle. Pero Amador no está dispuesto a que molesten a su cliente. Y sin pensárselo dos veces se tira encima de uno de los ancianos.