Una de las secuencias más complicadas fue la que rodaron Maite (Eva Isanta) y Amador (Pablo Chiapella) en una laguna natural a las afueras de Madrid. La peor parte se la llevó el actor porque se tenía que sumergir completamente en el agua, con una temperatura de 5 grados. Un homenaje a Apocalypse Now de Francis Ford Coppola.