Rogelio quiere quedarse unos días en Villa Borderline, pero sus hermanos Amador y Teodoro no quieren ni verle desde que se quedó con toda la herencia de su madre fallecida. Cuando parecía que tendría que marcharse, Berta le ofrece su casa y Rogelio acepta. La particular forma de Rogelio de premiar a la gente es darles una piruleta.