Amador está más que contento con su nuevo trabajo, aunque iba para recepcionista de hotel se ha tenido que conformar con el puesto de botones, aun así a él eso le da igual, lo más importante es tener una nómina a final de mes.
Además gracias a Agus (y a su otra personalidad) ha perfeccionado bastante el inglés pero todavía necesita alguna que otra clase: “Agustín llama a miss Margaret que tengo que repasar el inglés”, le pide Amador a su compañero de piso, pero algo le ha pasado: “Me ha dejado Sonia”, le cuenta muy abatido.
¿Qué ha sucedido? Que la jefa de estudios no tiene claro eso de la enfermedad que padece el pobre Agustín. “No me extraña es que lo tuyo es muy chungo”, le contesta Amador, “te va a costar mucho echarte novia, pero no te preocupes que siempre vas a tener a tu mejor amigo al lado”, le suelta.
Agus no tiene muy claro que Amador le vaya a ayudar con esto, de hecho prefiere no tener un amigo así, “tú eres más carga que apoyo”, le dice. Esas palabras hieren profundamente a Amador: “Qué feo eso que me has dicho”, pero se lo va a tener en cuenta, “porque te veo ahí taciturno con la taza”. Y de repente con esta reflexión se da cuenta de dónde viene la palabra taciturno: “¡Qué importante es conocer la ‘entomología’ de las palabras!”. Bueno ‘entomología’ no es. ¿No será etimología?
En esto alguien llama a la puerta, pero si es Sonia… La jefa de estudios no quiere perder al que podría ser el amor de su vida y vuelve: “Cariño lo siento mucho”, le dice, “estar enamorada es aceptar a tu pareja con sus virtudes y defectos”.